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Las vestimentas de los antiguos egipcios no escaparon a las modas y hoy en día los egipcios actuales siguen dando su toque particular a sus vestimentas y prueba de ello la hemos tenido hoy en clase con las aportaciones de nuestro compi Enzo, que nos ha traído estas bonitas vestiduras del mismísimo Egipo, que celosamente guardan sus papis de un viaje a esas lejanas tierras que tuvieron la oportunidad de disfrutar.
No tenemos muestras de tantas modas por las que la vestimenta egipcia vivió, pero la verdad es que tenemos un rico armario con el que estamos disfrutando este particular viaje.Lo que si hemos aprendido es a distinguir que los ropajes dependiendo de sus adornos y detalles claramente eran de una u otra clase social que los egipcios tenían tan marcadas
Desde el Imperio Antiguo los hombres egipcios vestían un “faldellín”, que llegaba por encima de las rodillas. Era una tela con dos extremos cruzados y anudados a la altura de la cadera.
Por su parte los trabajadores o bien iban desnudos o bien llevaban un ligero paño de lino, a modo de “slip”.
En cuanto a los vestidos de las mujeres, en el Imperio Antiguo, carecían de cortes y eran envolventes, con únicos detalles de ligeros pliegues. Eran ajustados y caían desde debajo del pecho hasta los tobillos. Se sujetaban, por detrás, con dos tirantes o éstos cubrían los pechos. Los brazos se cubrían con usa especia de túnica. Los vestidos que usaban las mujeres de los campesinos y artesanos, eran más amplios, lo que les permitía trabajar con más comodidad.
Estela funeraria de Amenemhat y su esposa Ay (XI dinastía).Museo Egipcio de El Cairo.
En el Imperio Medio, el “faldellín”, pasó a ser más largo. En esta época, aparece la estética de dejar en libertad parte de la anatomía femenina. Así el busto se muestra sin reparos y de forma sugerente. Los vestidos eran ajustados desde el pecho hasta el tobillo. Las transparencias y los pliegues, propiamente dichos, aparecen en su pleno apogeo y marcan las suaves curvas del cuerpo femenino. Vestidos largos, anudados a la cintura con fajines de colores o cenefas. Sobre estos vestidos ajustados se superponían túnicas plisadas con mangas o un chal longitudinal, también plisado, con lo que se cubrían los hombros en forma de abanico.
Gracias a las pinturas existentes en las tumbas, tanto las reales como la de los nobles o artesanos, tenemos constancia de todo lo expuesto.